22 de febrero de 2020

REDES CRISTIANAS SOBRE LA EXHORTACIÓN POSTSINODAL “QUERIDA AMAZONÍA”, 2020


Ante la reciente publicación de la Exhortación Apostólica del papa Francisco sobre el documento del Sínodo de la Amazonía, Redes Cristianas manifiesta:
 
Las primeras noticias nos han causado una gran decepción. Esperábamos con la mayoría de cristianas y cristianos una toma de postura más decidida ante la dura crisis que está atravesando el catolicismo tanto en la Amazonía como en nuestro propio país y en el resto del mundo occidental; esperábamos que se hubiera abordado con decisión y talante evangélico la precaria estructuración de las comunidades con unos servicios verdaderamente actuales y eficaces; esperábamos que la responsabilidad de estas comunidades fuera asumida de forma igualitaria por las mujeres cristianas y los varones responsables que las integran; esperábamos, en fin, que el presbiterado no fuera un privilegio asociado al poder para unos pocos en la iglesia… y la respuesta ha sido el silencio. Esto nos ha defraudado, nos ha decepcionado.

Pero reconocemos y tomamos nota, a su vez, de algunas respuestas que se están dando y que pretenden explicar este silencio desde la que consideran estrategia latente del Vaticano:

1ª Se dice que se ha pretendido no entrar en temas de reforma estructural de la Iglesia ­ por otra parte, muy sensibles, como el presbiterado, el celibato y la igualdad de la mujer- para no ocultar el verdadero tema del Sínodo que es la reserva ecológica de la Amazonía en peligro y el cambio climático planetario. En definitiva, para que los problemas domésticos no suplanten los grandes retos mundiales que nos afectan a todos y a todas.

2ª Se ha dicho también que existe un verdadero cambio de paradigma en la eclesiología del papa Francisco que trata de recuperar el espíritu y la letra del Vaticano II; un paradigma que pretende dar mayor protagonismo a las iglesias locales en la Iglesia universal. Lo que estas iglesias particulares disciernan y decidan la Iglesia universal lo respeta y apoya. De hecho, así parecen indicarlo algunas frases a lo largo del documento, como: “No pretende ni reemplazar ni repetir” (2), “Asume e invita a leer y aplicar el Sínodo (3 y 4), etc.

Si estas fueran las verdaderas causas de tal silencio, habría que celebrar este cambio de paradigma eclesial. Querría decir que, desde ahora, el peso de las iglesias locales nacionales, continentales es oído y respetado desde la cúspide vaticana. Y es más, que los problemas que acaba de suscitar el Sínodo Amazónico (y los que levante el Sínodo Alemán) quedan en manos de las iglesias locales resolverlos. En definitiva, que el Vaticano no estaría cerrando las puertas a la mayoría de edad de los católicos/as y que las decisiones que ellos tomen van a ser respetadas y apoyadas.

No obstante, y aun suponiendo que las cosas fueran así, recomendaríamos al Vaticano que sea más claro en la intencionalidad que pone en cada cosa. Para ocultar las verdaderas intenciones, ya tenemos demasiados políticos que lo hacen a diario. Necesitamos una pedagogía más a la altura de nuestro tiempo. Las verdades a medias acaban haciéndonos mal a todos.

COMUNICAT DE DONESCREIENTS DE VALÈNCIA



En el marc de les jornades feministes del 8 de març, les Dones Creients, de moviments i comunitats, alcem la veu per dir que:


VENIM DE LLUNY
Venim d'una llarga tradició feminista que ha lluitat per la dignitat de les dones, que ha exigit la igualtat de drets, poder votar, llibertat sexual i reproductiva, i al segle XXI es reconeix diversa, es mostra amb una força jove i renovada, i aquest proper 8 de març tornarà a sortir al carrer per alçar la veu i dir prou.
Venim de les dones valentes i lliures de les primeres comunitats cristianes, i de totes les que al llarg de la història s’han negat a quedar recloses en els rols secundaris i invisibles a què la tradició eclesial i teològica les volia sotmetre.
Venim de la bona notícia d’un Jesús que transgredeix les normes d'una societat profundament patriarcal. Venim d’una Església que en els seus inicis va fer de la igualtat entre homes i dones, una de les aportacions més radicals a la història de la humanitat. Recuperem-la!


SOM MOLTES
Som moltes les que arreu del món alcem la veu.
Som majoria en les tasques de voluntariat, en les celebracions religioses, com a catequistes, als consells parroquials, som moltes en els moviments, associacions, esplais i en el món educatiu de xiquetes i joves. Són incomptables les congregacions de religioses que treballen dia a dia pels drets dels més vulnerables. Qui constitueix una part important de l’Església al segle XXI? Nosaltres!


DIEM PROU
  • Diem prou a ser invisibilitzades i silenciades.
  • Diem prou a ser tractades amb condescendència com si fóssim menors d'edat.
  • Diem prou a la discriminació per raó del sexe o del gènere. Quantes dones veiem representant la institució? Quantes poden prendre part en la presa de les decisions? Quantes teòlogues treballen a les facultats de teologia, quantes acompanyen espiritualment, quantes són formadores dels seminaris?
  • Diem prou a que se’ns negui el sacerdoci a causa del nostre cos, un cos que sempre està sota sospita.
  • Prou a una visió negativa de la sexualitat, que crea patiment.
  • Prou a una imatge d'un Déu exclusivament masculí.

IMAGINEM I CONSTRUÏM UNAESGLÉSIA NOVA
  • Una Església que és comunitat d'iguals, on la dona és reconeguda com a subjecte de ple dret, amb veu i vot a tot arreu, on la dona és valorada pels propis talents, carismes i aportacions a les comunitats.
  • Una Església on el lideratge és compartit entre dones i homes, laics, laiques, persones consagrades i preveres. Una església paritària, més plural i menys jeràrquica.
  • Una Església que acompanya sense jutjar tota la diversitat de les famílies, d'identitats i orientacions sexuals.
  • Una Església on les dones ja som, i ens reconeixem amb autoritat i lideratge.
  • Una Església que ja avui és llavor de futur.

Venim de lluny, som moltes, i alcem la veu per dir prou i lluitar per una Església nova que l’1 de març de 2020 fa un pas endavant.


València 1 de març 2020

COMUNICADO SOBRE LA MARGINACIÓN DE LAS MUJERES EN LA IGLESIA



Somos mujeres creyentes. Vivimos con pasión el seguimiento de Jesús de Nazaret en muchos grupos, parroquias, organizaciones, movimientos eclesiales y congregaciones. Estamos comprometidas con la causa de Jesús y luchamos por la renovación de la Iglesia y la transformación socia perspectiva de las mujeres.
Alzamos la voz y nos manifestamos porque vivimos una profunda discriminación en la Iglesia y ha llegado el momento de decir “¡Basta ya!”. Ni podemos ni queremos callarnos. Estamos cansadas de las incoherencias y autoritarismo que percibimos a diario, por eso:
Queremos denunciar las múltiples formas de injusticia e invisibilización que sufrimos en la Iglesia. La institución, con su estructura y organización, está quedando al margen de las conquistas sociales en igualdad y corresponsabilidad y está cometiendo un error. El clericalismo es causa de muchos males. Por ejemplo, la dolorosa violencia ejercida sobre mujeres, religiosas y laicas, además de otras formas de violencia lamentables.
Denunciamos la cobardía para abordar cambios en la organización de la Iglesia, frente a los signos de los tiempos que claman por sí mismos. Y la cerrazón ante la necesidad de un cambio imprescindible: el acceso al diaconado y al presbiterado femenino para atender a las comunidades cristianas. Denunciamos la desproporción entre el número de teólogas preparadas y los puestos que ocupan como docentes en las facultades de Teología y en otros puestos de responsabilidad.
La institución arrincona, desprecia y silencia a las mujeres que la sustentan; la hegemonía masculina se legitima y se perpetúa sin ninguna autocrítica.
Queremos hacer visible nuestro trabajo incansable y gratuito. Las mujeres somos mayoría aplastante en el voluntariado, en las celebraciones religiosas, en catequesis, en pastoral, en la acción social con las personas más empobrecidas, en los movimientos eclesiales, en la enseñanza, en la vida religiosa… Somos las manos y el corazón de la Iglesia, pero se nos niega la palabra, tener voz y voto, la toma de decisiones y el liderazgo en los ámbitos oportunos, como se ha puesto de manifiesto, una vez más, en el Sínodo de la Amazonía.
Hemos demostrado con creces que desarrollamos nuestro trabajo o voluntariado con creatividad y responsabilidad. Pero, habitualmente, solo se nos ofrecen tareas que aligeran el trabajo de los varones, manteniendo ellos la responsabilidad final. Hay una clara desproporción entre lo que damos a la Iglesia y lo que recibimos, porque la mentalidad patriarcal y feudal, junto a una teología caduca, justifican esa desproporción.


¿Qué sería de la Iglesia y de las iglesias si dejáramos de hacer todos estos trabajos, porque estamos cansadas de la invisibilidad y de la injusticia?
Trabajamos en la Iglesia, porque es nuestra comunidad de referencia para vivir el Evangelio. Seguiremos trabajando en ella hasta para recuperar la comunidad de iguales que trajo Jesús.
 Trabajamos y trabajaremos por una iglesia sinodal que reconozca la plena ministerialidad de las mujeres. Hace años abrimos una brecha en el muro que nos impedía el acceso a los estudios de teología, no pararemos hasta que se reconozca y valore la riqueza de la teología feminista, como motor de cambio. No pararemos hasta que se elimine el lenguaje patriarcal y sexista en las homilías, textos litúrgicos y documentos; hasta que la moral sexual de la Iglesia se preñe de ternura y misericordia y deje de culpabilizar a las mujeres.
Seguiremos trabajando con empeño para que la Iglesia dialogue con los movimientos de liberación de las mujeres y reconozca la diversidad de familias, identidades y orientación sexual.
 Trabajamos con ahínco para que la Iglesia denuncie el sistema económico neoliberal que impide que las personas tengamos unas condiciones de vida acordes con nuestra dignidad, porque este sistema expolia la tierra, fomenta la feminización de la pobreza y favorece la explotación laboral y sexual de las mujeres.
Trabajamos y trabajaremos para recuperar una Iglesia donde las mujeres seamos reconocidas como sujetos de pleno derecho, con voz y voto en todas partes y valoradas por nuestros talentos y carismas.
No estamos solas. Formamos parte de una red que crece cada día y se entrelaza con mujeres de las iglesias de Europa y del mundo que también han dicho “¡Basta ya!” y alzan su voz, hasta que la igualdad sea costumbre, como María 2.0 o el Movimiento internacional Voices of faith.
Y hemos recogido el testigo de la Buena Noticia que trajo Jesús. Transgredió las normas de una sociedad profundamente patriarcal y dialogó con las mujeres de tú a tú, tratándolas como iguales y discípulas. Nos han pasado el testigo María de Nazaret, María Magdalena, Marta y María, Juana de Cusa, Susana, la diaconisa Febe, Junia y muchas otras que a lo largo de la Historia han luchado y trabajado por nuestra dignidad y el reconocimiento de todos nuestros derechos. Muchas han pagado esta lucha con persecuciones y malos tratos, incluso con su vida. Tenemos presentes a Hildegarda de Bingen, Clara de Asís, Catalina de Siena, las Beguinas, Teresa de Jesús Mary Ward y Dorothy Stong, entre muchas otras que nos han abierto camino.
En el año 2000 celebramos el Jubileo de las Mujeres, manifestándonos ante la catedral de Madrid. Hoy, 20 años después, damos un paso más: nos hemos organizado para expresar nuestra Revuelta en la Iglesia, a través de la música, reflexión, silencio, oración, cantos, danza... Leeremos un manifiesto. Estaremos unidas a las compañeras que harán su gesto de denuncia y en muchos otros lugares del estado y del mundo.
Te animamos, os animamos, a que nos acompañéis el domingo 1 de marzo de 2020. Tendremos una concentración en Madrid, a las 12 de la mañana y que compartáis esta iniciativa con otras mujeres y colectivos, más allá del ámbito creyente, para que se solidaricen con esta causa. Si te gustaría estar presente, pero no puedes unirte el día 1, haz lo que esté en tu mano para que la Iglesia vuelva a ser una comunidad de iguales Y LA IGUALDAD SE HAGA COSTUMBRE.


CONVOCAMOS: Mujeres y Teología de Madrid, Red Miriam de Espiritualidad Ignaciana Femenina, Colectivo Agar, Asociación de Teólogas Españolas (ATE), Mujeres de: Alandar, Fe Adulta, MOCEOP, JEC, JOC, Profesionales Cristianas, Comunidad Kedate, LTBI Creyentes y muchos otros colectivos de mujeres de parroquias y comunidades cristianas.


Publicado por Red Miriam

4 de febrero de 2020

José Arregi: "Es la hora de la laicidad"



O la hora del Espíritu, pneuma en griego, ruah en hebreo, spiritus en latín. Es neutro en griego, masculino en latín, femenina en hebreo, pues transciende, acoge y bendice todas las identidades de género. Significa aire, soplo, viento. Es aliento vital profundo. Brisa suave en el sofoco, viento recio en la apatía.
El viento sopla donde quiere”, dijo el profeta Jesús de Nazaret lleno de Espíritu, aunque poco importaría que, como es probable, no lo hubiera dicho él en persona, sino que otro lo haya puesto en sus labios. Nadie es la fuente primera ni el dueño exclusivo de la palabra. “Oyes su rumor –añade Jesús o quien fuere–, pero no sabes ni de dónde viene ni a dónde va”. Viene de todo y de siempre, nos lleva adonde no sabemos.
Así es el Espíritu –la mayúscula le conviene–, que vibra en la entraña de lo infinitamente grande y de lo infinitamente pequeño, en esta Tierra nuestra y en el universo sin medida. El Espíritu sopla donde quiere, que es como decir en todo, pues lo ama y anima todo. Es el alma de cuanto vive y respira. Es la esperanza invencible, la aspiración irresistible de todos los seres, sin excepción. Es la energía que toma forma en la materia y la hace matriz inagotable de nuevas formas sin fin, desde el fotón invisible hasta la galaxia EGS8pt, cuyo nombre queda fuera de nuestros catálogos y cuya luz, emitida hace 13.200 millones de años, a 300.000 km. por segundo, llega ahora a nuestros telescopios. Y sigue.
Espíritu es, así lo siento y pienso, el nombre por excelencia de Dios, el más allá y el más acá de todo, que ninguna inteligencia puede comprender, que no es un ser ni el conjunto de todos ellos, que todos los seres celebran con un himno de silencio, y por el/lo/la que el deseo universal suspira. “Ven, Espíritu”: es el clamor, el gemido, la oración universal. Mejor tal vez: es el Espíritu quien clama, gime y ora desde el fondo de cuanto es, hasta la liberación universal. El universo es oración.
Que me perdone el lector, la lectora, el haberme desviado tanto, aparentemente, del título de estas líneas: “La hora de laicidad”. En realidad, la reivindicación de la laicidad se funda en la confesión del Espíritu, y la confesión del Espíritu me lleva a la reclamación de la laicidad. Y a eso iba.
El Espíritu es anterior a toda religión, y seguirá soplando, animando la vida o infundiendo espiritualidad, después de que todas las religiones, formaciones culturales recientes –apenas 5000 años las más antiguas, apenas un soplo–, con sus creencias y doctrinas, ritos y normas, jerarquías e instituciones pertenecientes a una cosmovisión que ya no es la nuestra, hayan perecido. Eran formas pasajeras. Nacerán otras formas igualmente pasajeras, que deberán desaparecer para que el Espíritu siga alentando.
El Espíritu es, pues, laico. No es confesional, no está ligado a ninguna forma religiosa, y menos a ningún privilegio de alguna institución religiosa. El Espíritu reclama a las religiones que abandonen sus pretensiones de verdad y de bien. No hay más verdad ni más bondad dentro que fuera de las religiones, como demuestran de sobra el pasado y el presente. No hay más bienaventuranzas de Jesús dentro que fuera de las iglesias cristianas. Él mismo lo dijo.
Me dirijo en particular a los obispos católicos del Estado español, tan aferrados aún a status, prejuicios y poderes del pasado como, por ejemplo, a sus cuantiosas exenciones fiscales. A propósito: me parece bien que queden exentos de impuestos los templos y lugares de servicio público en uso, pero solo eso, nada más que eso, de ningún modo, por ejemplo, los palacios episcopales y las casas y garajes curales, y que se aplique a la Iglesia católica la misma ley que se aplica a las otras iglesias y religiones, la misma que rige para las ONGs, sindicatos y partidos políticos. ¿O es que conocen los obispos algún político o sindicalista o miembro de alguna ONG que no pague el IBI por el domicilio particular y su garaje? Sería un delito. Tan aferrados también a la suculenta casilla de la Declaración de la Renta, por la que la Iglesia católica se queda todavía con el 0,7 del impuesto que pagan religiosamente todos los ciudadanos que no dispongan lo contrario. Tan aferrados a sus vergonzosas inmatriculaciones de bienes que fueron y han de seguir siendo de todos. Y a su insistente exigencia de que se imparta la asignatura de la religión católica en el sistema público de la Enseñanza, y la impartan profesores nombrados por los obispos y sean pagados, eso sí, con fondos públicos, con el dinero de todos. Y por si fuera poco, ahora, de la mano de la derecha más extrema, defienden el veto parental para impedir que los hijos asistan a charlas de educación sexual o de respeto a los LGTBIQ en la escuela de todos. ¡Qué bochorno para los que aún nos sentimos y vamos a la iglesia!
Es la hora de la laicidad. Dejad al Espíritu que sople, para que podamos respirar.

José Arregi

LAS COMUNIDADES CRISTIANAS POPULARES: POR UN ESTADO VERDADERAMENTE LAICO

Durante la Transición a la democracia las Comunidades Cristianas Populares (CCP) y otros grupos de cristianos participaron de modo efectivo, junto a partidos de izquierdas, sindicatos clandestinos y movimiento ciudadano, por traer la democracia a nuestro País, en contraposición de la mayoría de la jerarquía eclesiástica que apoyaba a la Dictadura de Franco. Hoy nos encontramos en un momento semejante, sobre todo, porque los obispos españoles se han colocado claramente en el bando de la oposición al nuevo Gobierno del PSOE y UNDAS-PODEMOS y al lado del PP y Ciudadanos. En un principio, tardaron en felicitar al nuevo Presidente de gobierno, legítimamente elegido por las Cortes y, posteriormente, el presidente de la Conferencia episcopal, Ricardo Blázquez, pidió “estar alerta ante esta situación crítica”; Cañizares, de Valencia, manifestó que con el nuevo gobierno ha renacido “el marxismo-comunismo”, por ello pide rezar a los católicos para que no se descontrole (El Diario.es: 13-01-2020). Y el obispo de Castellón por su parte, organiza cursos para hacer frente a las políticas del nuevo gobierno (El Diario.es: 10-01-2020). En definitiva, están desorientados porque prevén que el nuevo gobierno tratará de retocar algunos puntos de los Pactos del 1979, firmados en enero de 1979 entre la UCD y el Estado Vaticano.

Las Comunidades Cristianas Populares, ya desde la Transición y en numerosas ocasiones nos manifestamos a favor de un estado verdaderamente laico y no solo aconfesional y en contra de muchos puntos de las relaciones actuales de la Iglesia y el Estado español. Creemos, sin embargo, que en la presente situación, es el momento de apoyar y exigir a la Vicepresidenta Carmen Calvo, la encargada de las relaciones con las confesiones religiosas la reforma o derogación de diversos aspectos del Acuerdo Iglesia-Eatado. Entre ellos:

La asistencia religiosa en hospitales y en el Ejército desde la administración del estado; la desaparición de la asignatura de Religión en la Enseñanza, sustituyéndola por una asignatura que estudie el Hecho religioso y la Historia de las Religiones; la apuesta decidida por la enseñanza pública e ir paulatinamente disminuyendo las subvenciones a la enseñanza concertada. Y, en el aspecto económico, el pago del IBI por parte de la Iglesia, la eliminación de la casilla del IRPF para financiar a la Iglesia católica, ya que, en virtud de los mismos Acuerdos, esta debe ya financiarse con las aportaciones de sus fieles. En cuanto a los bienes e inmuebles que posee la Iglesia, exigimos se publique definitivamente el listado de los bienes inmatriculados por la misma jerarquía eclesiástica, y se establezca que el patrimonio cultural inmobiliario que posee la Iglesia, pase a la propiedad del Estado, aunque siga siendo utilizado por la institución eclesiástica para el ejercicio del culto católico.

En definitiva, las Comunidades Cristianas de Andalucía pedimos al nuevo gobierno la aprobación de una nueva Ley de Conciencia y de Libertad Religiosa, en donde se especifiquen estas materias e invitamos a otros grupos católicos y cristianos a que se sumen a nuestras peticiones.

La Iglesia no tiene poder para tomar decisiones opuestas al Evangelio. Jesús no pidió jamás ni dinero, ni privilegios, a Pilato o a Herodes. Ni negoció con el Imperio su presencia en la sociedad. A Jesús lo mataron los representantes oficiales de la religión. Nuestra Iglesia tendrá credibilidad cuando los ciudadanos vean en ella la reproducción del Evangelio.
 

Las Comunidades Cristianas Populares de Andalucía.
3 de febrero del 2020

2 de febrero de 2020