30 de abril de 2020

1º de Mayo, día de la clase trabajadora (COESPE)

Pincha en cada una de estas imágenes para leer bien el comunicado:





REDES CRISTIANAS DEFIENDE EL INGRESO MÍNIMO VITAL


El papa Francisco ha reclamado recientemente, ante la grave crisis socioeconómica que ha creado la pandemia del Covid 19, la implantación de un salario universal para las personas sin recursos (https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2020-04/papa-francisco-carta-movimientos-populares-salario-universal.html )

Nuestro gobierno, tras arduos debates, ha ofrecido establecer para el mes de mayo un Ingreso Mínimo Vital permanente. Con ello se adelanta a la previsión del acuerdo de coalición, que se comprometía a implantar esa medida durante la legislatura, en base al Proyecto de Ley que se diseñara, con las previsiones técnico-jurídicas y económicas pertinentes, pero la actual situación de emergencia ha obligado a anticiparlo.
Sin embargo, el Secretario General de la CEE, Luis Argüello, ha efectuado unas declaraciones públicas discrepando de la medida, no sabemos si actuando en representación de la Conferencia o fruto de su propia iniciativa o ideología.
La jerarquía de la Iglesia Católica española sigue cojeando del mismo pie. Tras los cambios producidos en la última Asamblea general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), creíamos que habían llegado al fin tiempos de mayor apertura, pero parece que la resistencia a cualquier transformación en nuestro país continúa siendo la tónica del episcopado.

La postura de Luis Arguello resulta de todo punto contradictoria, al reclamar una ayuda temporal como parche para esta coyuntura, mostrando así un profundo desconocimiento y una insensibilidad social inaceptable, pues no solo se aparta del consejo papal, sino que contradice toda la trayectoria de Cáritas, su organización especializada al respecto, que todavía el pasado 7 de abril urgía al gobierno español a adoptar este ingreso mínimo vital para dar respuesta a la emergencia social existente (https://www.caritas.es/noticias/1o-de-mayo-iglesia-por-el-trabajo-decente-reclama-un-ingreso-minimo-vital/)
Más aún, sabemos que Caritas viene trabajando desde hace años, conjuntamente con otras muchas organizaciones sociales, por una Renta Mínima garantizada suficiente en nuestro país. Incluso muchos de esos encuentros se han realizado en la propia sede de la entidad eclesial. Pero, sobre todo, los informes emitidos con participación activa de Caritas, han mantenido permanentemente esa posición de exigencia social del ingreso mínimo garantizado en cuantía y condiciones adecuadas a las necesidades sociales y, siempre, como un instrumento permanente para dar soporte a esas capas de pobreza, que no remiten en nuestra sociedad, ni siquiera en momentos de mayor bonanza económica. ¿Si sabía todo esto el Sr. Argüello por qué dijo lo que dijo?
Es evidente que la emergencia social que padecemos hoy requiere una salida digna y suficiente para la ciudadanía más vulnerable. Por eso el Ingreso Mínimo Vital que se va a aprobar es una solución fundamental para dar consistencia a las políticas sociales públicas de nuestro país, pues será una pieza clave estructural para la lucha contra la pobreza y la exclusión social en este momento crítico, pero que no puede ser temporal, ya que esa causa es endémica en nuestra sociedad, y aunque pueda variar el contingente de afectados, su pervivencia es hoy por hoy ineludible.
Es obvio además, que el trabajo es un bien escaso en nuestro entorno y, más allá de que esta situación vaya a empeorar en la coyuntura post-pandemia, ya estamos asistiendo a una nueva fase de nuestras economías, que podríamos denominar digital y que, en términos de empleo, se caracteriza por una creciente sustitución de trabajadores, no cualificados y también cualificados (con la introducción masiva de la inteligencia artificial, robótica, big data…), lo que, para muchos expertos, justifica aún más este tipo de medidas.
El Sr. Argüello, sin embargo, justifica sus temores ante la medida porque pudiera disuadir de la búsqueda de empleo. Debemos aclararle que este modelo de prestación lleva ya muchos años experimentándose en casi todas las Comunidades Autónomas, entendido como un doble derecho: a la prestación económica, por un lado, y a programas o medidas de apoyo para la incorporación social de sus beneficiarios, por otro; objetivo que quizás no se haya cumplido a plena satisfacción pero que siempre ha estado presente en la gestión de las mismas.
Oponerse como jerarquía católica a un avance tan significativo de la protección social, no solo se nos antoja como un intento de descalificar al actual gobierno progresista frente a otras opciones conservadoras, extremo que un portavoz de la Iglesia no puede hacer por mucho que le puedan atraer sus veleidades, sino que contradice el Evangelio de Jesús, situándose en la indiferencia por el ser humano vulnerable que sufre y, por tanto, en el lado “equivocado” de la parábola del Samaritano.
En consecuencia, la Coordinadora de Redes Cristianas, en su reunión virtual del sábado 25 de abril, ha decidido rechazar enérgicamente las declaraciones de Luis Argüello y pedirle que de inmediato, él o sus superiores jerárquicos de la CEE, hagan una rectificación consistente y sincera para evitar que la Iglesia Católica española se sitúe fuera de los movimientos sociales, muchos de ellos cristianos, que demandan una salida de la crisis en clave de justicia social y contra la desigualdad.
Nos unimos con este llamamiento a las manifestaciones de las CCP de Andalucía, cuyo contenido compartimos, si bien entendemos que la denominada Renta Básica Universal, sin duda el horizonte de futuro de nuestras aspiraciones, exige todavía un estudio más riguroso para hacerla plenamente viable en términos económicos.
Por todo ello, la defensa del actual Ingreso Mínimo Vital se hace más acuciante y, para los que nos denominamos cristianos e intentamos sinceramente seguir a Jesús, tal vez un test para saber dónde realmente estamos en ese camino o, dicho de otra manera, si nos creemos realmente lo de la Iglesia de los pobres y, en definitiva, qué papel queremos jugar en la parábola del Samaritano.
Y elegir siempre nos deja, para bien o para mal, descubiertos.

Madrid 29 de abril de 2020

Comunicat Grup Cristià del Dissabte (abril 2020)


Resposta al Sr. Arquebisbe de Valéncia
El Grup Cristià del Dissabte respon a la carta setmanal del Sr. Arquebisbe de València on, a propòsit de la mort de Juan Cotino, menysprea l’acció de la justícia i on mostra una visió de la misericòrdia de Déu que inquieta a bona part de cristians i cristianes. (1)
La carta que l’arquebisbe de València dirigeix setmanalment als lectors de la revista diocesana “Paraula” (núm. 1561, del 19-04-2020) ha causat desconcert i inquietud en amplis sectors de la societat valenciana. El gran afecte personal que Don Antonio Cañizares ha expressat legítimament per Juan Cotino amb motiu de la seua mort, ha sobrepassat qualsevol mesura raonable, bon criteri i prudència pastoral.
Com a creients en Jesús ens preocupa que, de les paraules de l’arquebisbe, es puga deduir una falsa imatge de Déu i del que significa ser vertaderament cristià i cristiana.
Pobre favor es fa a la convivència cívica i a l’Estat de dret. Suposar que “Déu (amb la mort de Juan Cotino) l’ha lliurat d’una presumpta condemna per quelcom injust que es pretenia contra ell, tot lliurant-lo dels lligams de la presó, de ser processat” llança una ombra infundada sobre l’acusació dels jutges en assumptes que estan “sub judice”. Contraposar la justícia civil/penal a la justícia divina és un despropòsit que cap consciència cristiana pot admetre. Per què no es deixa els legítims jutges aclarir la veritat i establir la justícia penal, si n’hi haguera?
Reconéixer “màrtir de la fe” al màxim responsable del comité organitzador de la visita del Papa Benedicte XVI per a la Trobada Mundial de les Famílies, una vegada provat que hi hagué lucre indegut a terceres persones, no fa cap servei a l’Església. I haver inculpat, en defensa pròpia, a l’Arquebisbe de València d’aquell temps i a un cardenal del Vaticà, les responsabilitats penals dels quals havien quedat extingides per la defunció d’ambdós, no és un signe de martiri sinó una vulgar estratègia de defensa.
Declarar “víctima de ese mundo tan viscoso de tramas políticas tan oscuras e injustas, cebadas en Valencia” (sic) és suposar que les trames viscoses cauen només d´una part de l’arc polític i lliurar de tota sospita a qui ha exercit tots els càrrecs imaginables en la vida política local i nacional, excedeix tota racionalitat alhora que desqualifica l’activitat política. D’eixes “trames viscoses” no es lliuraren les víctimes del mortal accident del Metro de València, quan hagueren de triar entre buscar la veritat dels fets o gaudir del favor que els oferia el difunt, segons testimoniatge de les famílies afectades.
Ens sentim obligats, com a cristians i cristianes, a demanar perdó davant dels jutges que, en paraules de Francesc, “no toleren les pressions, ni els rumors ni els linxaments” (28 d’abril en l’homilia de Santa Marta); davant les víctimes de l’accident mortal del Metro de València que se sentiren abandonades per les autoritats polítiques del moment, entre les quals es trobava el difunt; davant les persones i institucions que col·laboraren desinteressadament en la visita del papa a València i davant la classe política que, amb el seu treball honest, desenvolupà la versió suprema de la solidaritat.
(1)
De la Carta semanal de D. Antonio Cañizares. Paraula (19-04-2020):
... D. Juan Cotino, a quien tantísimo he querido, tantísimo me ha ayudado con su sabiduría cristiana y con quien tan unido he estado y me he sentido (…) ; un hombre de fe hasta las raíces más hondas de su corazón, un cristiano de una pieza, “un santo”,- me ha dicho de él esta mañana un testimonio vivo y muy directo suyo-, un mártir de la fe, -como acaba de decirme otro de él-, y que como tal ha muerto víctima de la persecución desatada contra su persona por ser, en el fondo, un hombre de Iglesia, una víctima de ese mundo tan viscoso de tramas políticas tan oscuras e injustas, cebadas en Valencia, un hombre comprometido con la política conforme a las enseñanzas sociales de la Iglesia que con tanto afán como sabiduría enseñó y propagó, un apóstol incansable para tiempos nuevos, un hombre bueno de verdad. Ha muerto el lunes de Pascua, …) ¡qué bueno, misericordioso y compasivo es Dios!

La pandemia del coronavirus (MOCEOP, MOVIMIENTO POR EL CELIBATO OPCIONAL)


Estamos viviendo con una gran preocupación, desde el confinamiento, las muy graves consecuencias que esta pandemia está teniendo para colectivos muy vulnerables de nuestro país: personal sanitario, mayores acogidos en residencias y también mayores que viven solos, trabajadores que pierden su empleo, autónomos y pequeñas empresas que cierran o tienen serias dificultades para seguir adelante, inmigrantes, personas sin techo y los muchos que cada día tienen que salir a buscarse la vida sin ningún tipo de ingresos y que ahora no pueden hacerlo.

Lamentamos profundamente el fallecimiento de miles de personas en nuestro país y en todo el mundo. Desde aquí nuestro pesar a sus familiares…Reconocemos emocionadamente a nuestros mayores que, después de darnos todo en la vida, se nos han ido silenciosamente.

Se ha escrito mucho sobre las consecuencias de salud, sociales y económicas, que está trayendo este virus, que nos parecía algo impensable para nosotros los occidentales. Ya se ha comprobado que somos mucho más frágiles de lo que creíamos y que ni el dinero, ni la tecnología, ni el progreso, nos ha evitado sufrir, hasta lo indecible, las consecuencias de esta terrible plaga que ha dejado paralizado a medio mundo.

Pero nos gustaría poner el acento en algunas consideraciones que nos parecen importantes:

- Deberíamos aprender de esta experiencia para cuestionarnos nuestro modelo de sociedad, marcado por el imperio del dinero que ha provocado recortes muy importantes en nuestra sanidad pública, en nuestro sistema educativo también, que ahora se enfrenta al gran reto de tener que hacer frente (sin medios suficientes) a atender a las miles y miles de personas que colapsan nuestro sistema sanitario.

Hay que potenciar la sanidad y educación pública, que es la que necesitamos que esté bien preparada, para afrontar otra serie de problemas que puedan venirnos.

-Hemos destruido la naturaleza, talando bosques, contaminando mares, playas y ríos rompiendo el equilibrio de la biodiversidad, lo que puede provocar pandemias como esta. La salud humana y la salud del planeta van unidas: son una sola salud.
Hay que apostar, y con urgencia, por el respeto a la naturaleza como vienen denunciando desde hace tiempo los científicos y las organizaciones ecologistas. Da alegría ver estos días a los delfines en los puertos de España y a los peces nadando en los canales de Venecia, al haberse reducido la contaminación o ver las grandes ciudades con sus cielos limpios.

- La causa de fondo es el capitalismo neoliberal que pone el beneficio económico de una minoría por encima de las personas y de la naturaleza. Las grandes corporaciones (por ejemplo farmacéuticas) priorizan sus beneficios por encima de la salud humana. La privatización de lo público deteriora los servicios necesarios. La globalización (tráfico aéreo masivo) ha potenciado la pandemia.

- Hemos caído en un consumo desenfrenado y en dar mucha importancia a cosas que ahora se han visto que son secundarias ante el reto de la pandemia. Debemos empezar a practicar que se puede ser feliz teniendo y consumiendo menos y que lo material sólo, no es lo que debe colmar nuestra existencia; necesitamos también de sueños y valores espirituales que nos hagan más solidarios y fraternos. Frente al crecimiento económico como dogma neoliberal, hay que plantear el decrecimiento como forma más humana de vivir y más sostenible para la vida en el planeta.

-Creemos que hay que apoyar preferentemente a quienes han perdido un ser querido y a colectivos muy vulnerables que no pueden cumplir las normas del confinamiento como las personas sin hogar, personas que viven hacinadas en casas muy pequeñas o en barracas, como ocurre con millones de personas en países de todo el Mundo, y que además, muchas veces no tienen ni agua ni jabón, ni mascarillas, ni guantes, ni siquiera viviendas para confinarse y que están expuestos a ser contaminados. Hay millones de personas en todo el mundo sin la protección necesaria, como hemos visto estos días reclamar a los indígenas de Perú que se han hecho mascarillas con hojas de los árboles. Como decía un experto estos días: si un país del Mundo no está seguro ningún otro país del Mundo puede estar seguro, porque hoy, con la globalización estamos todos interrelacionados. Hay que plantearse la ayuda eficiente a los países pobres de Africa, América Latina o Asia.

- Debemos valorar que profesiones que hasta ahora estaban poco valoradas, son las esenciales que todos necesitamos para vivir: personal sanitario, limpiadoras, cajeras, reponedores, transportistas, personal de limpieza, los que recogen la basura, los que cuidan a las personas mayores, también las fuerzas de seguridad, bomberos, protección civil, policías, trabajadores de la enseñanza etc….Todos ellos están jugando un papel fundamental y merecen ser mejor valorados a partir de ahora.

- Hay que dar un gran aplauso al magnífico comportamiento de la ciudadanía (salvo excepciones), que respeta el confinamiento y sale cada tarde a los balcones a aplaudir a quienes nos ayudan y sobre todo hay que aplaudir el verdadero aluvión de iniciativas solidarias, que en muchísimas partes se han dado y se siguen dando, para ayudar a los que lo necesitan.

- Creemos que en situaciones tan gravísimas como ésta, es necesario la unidad de todos para salir adelante y apoyar los esfuerzos que desde el gobierno y también desde las comunidades autónomas y ayuntamientos se están haciendo, independientemente de si los hemos o no votado. Es hora de arrimar todos el hombro para que nadie se quede en la estacada.

- Lamentamos también que la postura de la jerarquía de la Iglesia no haya sido contundente y general en todas las diócesis, para poner sus instalaciones y medios al servicio de las autoridades, como sí han hecho algunas de ellas. En cambio, hay sectores eclesiales que se están volcando en el servicio a las personas más vulnerables y necesitadas.

Nosotros también como creyentes, creemos que vivir la fe hoy debe llevarnos a defender siempre la vida y los valores del Evangelio, que supone ponernos del lado de los que están sufriendo esta pandemia.

Por último decir que sería muy triste salir de esta pandemia sin haber aprendido bien la lección, para saber cuáles deben ser los valores importantes que debemos potenciar y para cambiar a un sistema más humano de vida.

Cuando “esto pase” no es cuestión de volver a la “normalidad” de antes, sino iniciar un nuevo modo de vida más humana y solidaria.


MOCEOP, 21 de Abril de 2020

CCP-A Por el Derecho a la Renta Básica Universal y permanente como Derecho a la Vida.

Las Comunidades Cristianas Populares de Andalucía, seguidoras del mensaje de Jesús con más o menos acierto, constatamos que no es la coherencia la que prima en la Jerarquía de la Iglesia Católica oficial en España, ni siquiera en sus manifestaciones. Y esta vez en lo más elemental e incuestionable de la opción de Jesús, su opción por los pobres. Se trata de la declaración del Secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), D. Luis Argüello, en contra del Ingreso Mínimo Vital (IMV), en su modalidad permanente, que desea establecer a nivel nacional el gobierno español, aunque ahora de modo transitorio. Nos parece una verdadera traición al evangelio y que como se trata de una aportación al fin y al cabo política para que no se consiga esa ayuda a los pobres, no podemos menos que denunciarla
1ª.- Porque esta postura está en contra del mismo Papa Francisco, quien el pasado 14 de abril propuso un salario universal para las personas trabajadoras más humildes y sin derechos, entre los que citaba: "los vendedores ambulantes, los recicladores, los feriantes, los pequeños agricultores, los constructores, los costureros, los que realizan distintas tareas de cuidado", y que "no tienen un salario estable para resistir este momento". También en España existen esas personas trabajadoras humildes y precarias, como señalaba el Informe de FOESSA 2019, difundido por Caritas: “El número de personas en exclusión social en España es de 8,5 millones, el 18,4% de la población, lo que supone 1,2 de millones más que en 2007 (antes de la crisis). Y dentro de este grupo “son 4,1 millones de personas en situación de exclusión social severa”.
2ª.- Porque creemos, que la CEE sigue más las opiniones de la Fundación FAES, que opina también que no debe ser “una medida permanente y desincentivadora del trabajo”, en contra de la opinión de la propia Caritas, que el pasado 7 de abril emitió un comunicado , urgiendo al Gobierno español a establecer un Ingreso Mínimo garantizado, de ámbito estatal y no solo durante esta crisis, sino también para el futuro, aunque contando con “un complemento que facilite la incorporación al mercado de trabajo”.
3ª.- Porque estimamos que es una postura hipócrita, que olvida que la jerarquía de la Iglesia católica recibe todos los años, al menos, la subvención permanente de la casilla de la Iglesia, señalada en el IRPF y cuyo porcentaje el gobierno de Zapatero elevó, en septiembre de 2006, del 0’52% al 0’7%. Esta dotación directa y permanente del Estado, está en contra del n.5 del art. II, de los Acuerdos económicos entre el Estado español y la S.Sede, firmados el 3 de enero de 1979, donde se indica que la Iglesia católica debe llegar a financiarse por si misma sus necesidades.
4ª.- Creemos, que todas esta actitudes de la CCE chocan frontalmente con la opción por los pobres que predicó Jesús.
Pensamos que es de justicia que quien no pueda acceder a un puesto de trabajo -porque no lo hay-, la Sociedad, el Estado, debe dotarle de los medios por lo menos mínimos de subsistencia.
Estimamos finalmente que este compromiso en favor de las personas trabajadoras humildes y sin derechos, del que habla el Papa Francisco, no solo es ofrecerles el Ingreso Mínimo Vital, que anuncia el gobierno y al que se opone la CEE sino una Renta Básica Universal, ahora de cuarentena y posteriormente estable, permanente e incondicional como derecho inalienable a la Vida. 

Comunidades Cristianas Populares de Andalucía. 22 de Abril de 2020