conferència a càrrec de
Joaquín Sánchez Sánchez i Héctor Illueca
dimecres 18 de gener
19.00 hs
LA NAU (C/ Universitat)
Org: Front Cívic "Som Majoria", Xarxa Cristiana i Fòrum Debats La Nau
Amb aquest acte organitzat conjuntament, Xarxa Cristiana i el Front Cívic "Som Majoria", volem posar el focus en el missatge del papa Francesc. Entenem que les seves paraules poden servir d'inspiració i orientació per a qualsevol persona, creient o no, que busque una societat més justa i humana i defense la dignitat de la persona.
Creiem que la força i radicalitat del seu missatge té molt a aportar en la construcció d'una nova i compartida consciència ciutadana, solidària, ecològica ... que promoga el necessari canvi polític enfront d'un sistema inhumà i depredador.
Comptem per açò amb Héctor Illueca i Joaquin Sánchez, activistes que consideren que el missatge de Francesc enriqueix i impulsa la seva lluita. Segur que el diàleg serà molt interessant.
Vos esperem.
Coordinadora de Xarxa Cristiana.
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Con este acto organizado conjuntamente, Xarxa Cristiana y el Frente Cívico "Somos Mayoría", queremos poner el foco en el mensaje del papa Francisco. Entendemos que sus palabras pueden servir de inspiración y orientación para cualquier persona, creyente o no, que busque una sociedad más justa y humana y defienda la dignidad de la persona.
Creemos que la fuerza y radicalidad de su mensaje tiene mucho que aportar en la construcción de una nueva y compartida conciencia ciudadana, solidaria, ecológica... que promueva el necesario cambio político frente a un sistema inhumano y depredador.
Contamos para ello con Héctor Illueca y Joaquin Sánchez, activistas que consideran que el mensaje de Francisco enriquece e impulsa su lucha. Seguro que el diálogo será muy interesante.
Os esperamos.
Coordinadora de Xarxa Cristiana.
Francisco,
¿un papa antisistema?
DIARIO LEVANTE, 5 de enero de 2017
Deme
Orte, Ramón Cardona
El
sistema económico no solo es injusto en su raíz, también mata
porque predomina la ley del más fuerte.» «Tenemos que decir no a
una economía de la exclusión y la desigualdad».
Estas
frases las escribe el papa Francisco que, coherentemente, ha dirigido
su acción al fomento de un cambio radical de ese sistema «que no se
sostiene». Publicó la encíclica «Laudato si» que plantea una
visión de la naturaleza como casa común que nos sustenta, que
estamos destruyendo por intereses económicos y que debemos cuidar
como garantía de vida y futuro. Ha celebrado tres encuentros de los
Movimientos Populares con la reivindicación, nada ambigua, de
tierra, trabajo y techo. Ha reunido a las ciudades -en el caso de
España acudieron los llamados alcaldes del cambio- para reconocer e
impulsar sus propuestas de acogida de inmigrantes y refugiados,
frente a unos estados inoperantes y remisos a actuar ante esta
realidad, que él mismo denunció en Lampedusa como una «vergüenza».
En
la cima de la Iglesia Católica hay un papa que habla de «pecado
estructural» para evidenciar que las guerras, el hambre, la muerte
por enfermedades curables y las injusticias no son voluntad divina,
sino consecuencia del orden sociopolítico construido, de la avaricia
de los poderosos, de lo que unos humanos hacen a otros. El papa
afirma que no hay nada más cristiano que luchar por una vida actual
digna para cualquier ser humano y llama a la acción política por
una igualdad que abarque a toda la humanidad. Es un giro radical.
En
España, hemos encadenado un nacional-catolicismo que era una
legitimación mutua entre la dictadura franquista y una iglesia
retrógrada, una corta primavera del Vaticano II convenientemente
desactivada por el poder eclesiástico y una etapa posterior de
renovada complicidad entre la jerarquía católica y las propuestas
políticas más conservadoras con intereses materiales e ideológicos
compartidos, una resistencia común ante propuestas de avance en
derechos y libertades y la justificación de un sistema que ha
generado la estafa-crisis que ha perjudicado a la mayoría de la
población y enriquecido a unos pocos.
Sin
embargo en la Iglesia han existido y existen corrientes que han
sostenido que los pobres son la gran opción evangélica y personas y
organizaciones católicas han sido ejemplo de lucha social y
política. Ahora Francisco recoge esta opción que comporta promover
un cambio sustancial del sistema que considera cruel y destructor y
entiende que, para conseguirlo, es necesaria la movilización de
todas las personas de buena voluntad.
¿Puede
ser la voz y el ejemplo de este papa el catalizador que lleve a
millones de creyentes a considerarse hermanas de todas aquellas que
luchan por un cambio de sistema socioeconómico? ¿Pueden creyentes y
no creyentes impulsar conjuntamente la lucha por la igualdad en
derechos y por la justicia para cada hombre y mujer que habita este
planeta? El papa Francisco está respondiendo afirmativamente a esa
cuestión. Es consciente de su influencia y la usa para aunar
voluntades y fuerzas.
Los
que escribimos este artículo, desde posiciones opuestas en cuanto a
las creencias religiosas, opinamos que nos une la lucha por la igual
dignidad de cada persona, por la sostenibilidad y contra la
acumulación destructiva, la prioridad de las condiciones de
existencia del planeta y su gente, sobre el crecimiento, la prioridad
de lo común y lo comunitario. Nos une la sed de justicia y la lucha
por los Derechos Humanos.
Para
hablar de la relevancia del rompedor discurso del papa Francisco
hemos convocado un acto el miércoles 18 de enero, a la 7 de la tarde
en «L'aula debat» de la Universitat de València. Héctor Illueca
-del Frente Cívico Somos Mayoria, Inspector de Trabajo, profesor de
la Universitat de València- y Joaquín Sánchez -Joaquín el cura,
activista de la PAH de Murcia, miembro de la HOAC, hablarán sobre
Francisco. ¿Será este un papa antisistema?
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