Actualidad de Redes Cristianas
Nos manifestamos en contra de que el dictador Franco pueda ser enterrado en la catedral de la Almudena.
Desde el Movimiento por el Celibato Opcional (MOCEOP) creemos que las declaraciones del cardenal arzobispo de Madrid Osoro dando vía libre al enterramiento del dictador Franco en la catedral de la Almudena han sido totalmente desafortunadas y pueden traer serias consecuencias para la convivencia social
El Código de Derecho Canónico, vigente desde 1983, recogiendo las orientaciones del Concilio Vaticano II, determinó en su canon 1242 lo siguiente:
‘No deben enterrarse cadáveres en las iglesias, a no ser que se trate del Romano Pontífice o de sepultar en su propia iglesia a los Cardenales o a los Obispos diocesanos, incluso eméritos”.
Por tanto, constituiría una desobediencia al magisterio de la Iglesia que el Sr. Arzobispo no cumpliera este canon, todavía en vigor, aun en el caso de que los familiares del dictador, en base a haber contribuido económicamente a sufragar los gastos de la construcción de la catedral, pudieran haber comprado allí varios nichos. Las actuales normas de la Iglesia prohíben expresamente en la actualidad este tipo de enterramientos .
Por otra parte utilizar en este caso el mensaje de que la Iglesia acoge a todas las personas por igual nos parece que es hacer una interpretación errónea, interesada y partidista. El Sr. Arzobispo Cardenal y en general la Iglesia jerárquica tienen distintas y diferenciadas prácticas de acogida según de quien se trate. Es notorio que no acogen con la misma delicadeza a los homosexuales, los divorciados, las mujeres o los curas casados, por citar solo algunos colectivos de personas a las que les está prohibido acceder a ciertos derechos y servicios eclesiales
Nos parece incluso que esta actuación es potenciar un “neonacionalcatolicismo”, tan nefasto para el mensaje cristiano y tan practicado por la jerarquía en el golpe de estado de Franco, durante la guerra civil y en los 40 años de dictadura y falta de libertades posicionándose siempre en favor del dictador.
Consideramos también que permitir este enterramiento en una iglesia, parroquia o catedral, es una ofensa y un agravio comparativo con las miles de victimas causadas por el dictador Franco, ya que mientras muchas de esas victimas están todavía ignoradas en cunetas y fosas comunes sin poder disfrutar de un lugar de descanso digno, al victimizador se le concede el honor de un enterramiento preferente y distinguido
Esa postura del cardenal nos parece muy desafortunada también porque la catedral perdería su sentido religioso que ahora tiene, para convertirse en un museo para los partidarios del dictador que peregrinarían con frecuencia hacia allá, dando un sentido político de carácter ultraderechista, nada recomendable en un lugar sagrado.
Entendemos que no debe ser enterrado en ninguna catedral ni en ningún lugar religioso, sino en un cementerio como los demás ciudadanos.
Esperemos que el arzobispo de Madrid , amigo de Francisco, se lo piense dos veces antes de tomar una decisión tan desafortunada, que sin duda traerá consecuencias negativas para cerrar las heridas todavía abiertas de una memoria histórica inacabada.
Y en último término, creemos que el asunto es tan delicado de cara a la credibilidad de la Iglesia y el mensaje de Jesús que el Papa Francisco debería intervenir para evitar este despropósito.
El Código de Derecho Canónico, vigente desde 1983, recogiendo las orientaciones del Concilio Vaticano II, determinó en su canon 1242 lo siguiente:
‘No deben enterrarse cadáveres en las iglesias, a no ser que se trate del Romano Pontífice o de sepultar en su propia iglesia a los Cardenales o a los Obispos diocesanos, incluso eméritos”.
Por tanto, constituiría una desobediencia al magisterio de la Iglesia que el Sr. Arzobispo no cumpliera este canon, todavía en vigor, aun en el caso de que los familiares del dictador, en base a haber contribuido económicamente a sufragar los gastos de la construcción de la catedral, pudieran haber comprado allí varios nichos. Las actuales normas de la Iglesia prohíben expresamente en la actualidad este tipo de enterramientos .
Por otra parte utilizar en este caso el mensaje de que la Iglesia acoge a todas las personas por igual nos parece que es hacer una interpretación errónea, interesada y partidista. El Sr. Arzobispo Cardenal y en general la Iglesia jerárquica tienen distintas y diferenciadas prácticas de acogida según de quien se trate. Es notorio que no acogen con la misma delicadeza a los homosexuales, los divorciados, las mujeres o los curas casados, por citar solo algunos colectivos de personas a las que les está prohibido acceder a ciertos derechos y servicios eclesiales
Nos parece incluso que esta actuación es potenciar un “neonacionalcatolicismo”, tan nefasto para el mensaje cristiano y tan practicado por la jerarquía en el golpe de estado de Franco, durante la guerra civil y en los 40 años de dictadura y falta de libertades posicionándose siempre en favor del dictador.
Consideramos también que permitir este enterramiento en una iglesia, parroquia o catedral, es una ofensa y un agravio comparativo con las miles de victimas causadas por el dictador Franco, ya que mientras muchas de esas victimas están todavía ignoradas en cunetas y fosas comunes sin poder disfrutar de un lugar de descanso digno, al victimizador se le concede el honor de un enterramiento preferente y distinguido
Esa postura del cardenal nos parece muy desafortunada también porque la catedral perdería su sentido religioso que ahora tiene, para convertirse en un museo para los partidarios del dictador que peregrinarían con frecuencia hacia allá, dando un sentido político de carácter ultraderechista, nada recomendable en un lugar sagrado.
Entendemos que no debe ser enterrado en ninguna catedral ni en ningún lugar religioso, sino en un cementerio como los demás ciudadanos.
Esperemos que el arzobispo de Madrid , amigo de Francisco, se lo piense dos veces antes de tomar una decisión tan desafortunada, que sin duda traerá consecuencias negativas para cerrar las heridas todavía abiertas de una memoria histórica inacabada.
Y en último término, creemos que el asunto es tan delicado de cara a la credibilidad de la Iglesia y el mensaje de Jesús que el Papa Francisco debería intervenir para evitar este despropósito.
MOCEOP, 5 DE OCTUBRE DE 2018
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