Señor Cardenal:
No es mi costumbre escribir a Obispos ni Cardenales, ni me apetece
debatir con usted cuestiones discutibles como la unidad de España o
el aborto.
Pero en este
momento me siento escandalizado como cristiano, por sus recientes
comentarios sobre los emigrantes y refugiados: “¿Esta invasión
de emigrantes y refugiados es todo trigo limpio?”, y que “muy
pocos lo son” realmente perseguidos. Y ver en ellos “un caballo
de Troya” que quiere acabar con nuestra civilización cristiana y
europea. ¡Por favor! Me parece muy poco evangélica esa actitud de
sospecha, incluso aunque fuera fundada, sobre unas personas que
vienen huyendo de la muerte y de una guerra causada y no evitada por
los intereses de países del mundo occidental y cristiano.
El Papa Francisco
invita a tener una actitud abierta de acogida y auxilio, y a que la
Iglesia sea solidaria y hospitalaria con personas que sufren, sin
mirar si todo es trigo limpio y buenas intenciones, sino por ser
pobres y perseguidas.
Me escandaliza
también su comentario de no ver que haya aumentado la pobreza. “No
veo a más gente que antes viviendo debajo de un puente”. ¿No
conoce los informes de Cáritas que muestran el aumento de la pobreza
y de la brecha de desigualdad. Sebastián Mora, su secretario general
lamentaba que “se está perdiendo la batalla frente a la pobreza y
la exclusión social”. ¿Cree usted más el mensaje del Gobierno y
el PP, que le lleva a “reconocer la recuperación económica”?
¿De qué parte está usted? ¿No ve la realidad de pobreza de muchas
familias valencianas? ¿Quién le informa a usted de la realidad de
la calle? ¿Las cáritas parroquiales y diocesana no le cuentan su
desbordamiento para atender a tanta gente necesitada? ¿No escucha al
Papa decir que este sistema de exclusión y descarte mata? No veo que
usted siga la línea del Papa que quiere una Iglesia pobre y de los
pobres.
Comprendo que
usted pueda tener una posición muy conservadora. Pero no entiendo
que no siga las directrices del Papa Francisco de una pastoral de
misericordia frente a problemas humanos. Y veo inaceptable que siga
con su obsesión por el aborto, por la “ideología de género”,
por la homofobia o la unidad de España…, y minimice cuestiones
como la corrupción económica o la injusticia social del paro y la
precariedad laboral, los desahucios o la violencia machista contra
las mujeres.
Vivimos en una
sociedad laica en la que la laicidad es garantía de derechos de
igualdad de la ciudadanía, y no se obsesione usted con que la
laicidad es contra la Iglesia. Es la jerarquía la que, en demasiados
casos, está contra la laicidad para seguir defendiendo sus
privilegios de una trasnochada cristiandad. Cristianos y cristianas
apostamos desde el Evangelio por la dignidad humana y la humanización
de la vida de todas las personas, especialmente de las que más
sufren y son excluidas en este sistema injusto, por encima de la
confesionalidad religiosa. Desde ahí procuramos vivir nuestra fe
como solidaridad con las víctimas y como esperanza en el proyecto de
Jesús: un mundo nuevo donde los últimos sean los primeros.
Fraternalmente le
expongo mi opinión por si le sirve de algo.
Valencia, 15 de
Octubre de 2015.
Demetrio Orte
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