Del
6 al 9 de septiembre de 2012 nos hemos reunido en Madrid cristianos y
cristianas de las diferentes tradiciones eclesiales y de todos los
continentes para reflexionar sobre Cristianismo, mercado y movimientos sociales, intercambiar experiencias y buscar alternativas. Queremos compartir el siguiente mensaje:
1 El mercado-centrismo es la institución suprema del neoliberalismo
que convierte a los seres humanos en mercancía y en piezas subalternas
del sistema, identifica la justicia con el cumplimiento de la legalidad,
dictada por el mercado, y reduce los derechos humanos al derecho de
propiedad. El mercado genera situaciones de muerte para millones de
seres humanos y para la naturaleza.
2. Vemos con especial preocupación y nos provocan indignación las
consecuencias de la crisis, provocada por los poderes financieros, que
castiga injustamente a los sectores más vulnerables de la sociedad en
todo el mundo, y de manera especial en algunos países de Europa como
Grecia, Portugal y España, donde se está produciendo un espectacular
incremento de la pobreza en una sociedad con recursos suficientes para
satisfacer las necesidades de la población.
3. En medio de esta situación valoramos positivamente los gestos de
solidaridad de algunos miembros del clero y de la jerarquía
eclesiástica, pero expresamos nuestro malestar e indignación ante el silencio
de la Conferencia Episcopal Española, tan locuaz en otras ocasiones y
ante otras cuestiones. La sociedad percibe dicho silencio como
escándalo y complicidad con quienes han provocado la crisis. Nosotros lo
consideramos insensibilidad ante la injusticia, alejamiento del mensaje
liberador del Evangelio y falta de compasión con las víctimas. Creemos
que tal actitud se debe a la cómoda instalación de la Iglesia
institucional en una situación de privilegio. Lo que contrasta con los
recortes en todos los terrenos.
4. Nosotros mismos, los participantes en este Congreso, no estamos
exentos de contradicciones e incoherencias entre nuestro modo de pensar
alternativo y nuestra forma de vivir acomodaticia, nuestra actitud
crítica y nuestra práctica conformista; la crítica al consumo y nuestro
consumismo; la opción por los pobres y nuestra falta de testimonio de
pobreza.
5. La respuesta a la crisis requiere un nuevo paradigma que se
traduzca en transformaciones estructurales, revolución de la
subjetividad y de las conciencias, de los hábitos de vida y de las
relaciones personales, bajo la guía y la prioridad de los valores
éticos, presentes en todas las tradiciones religiosas, morales y
espirituales, si bien con frecuencia incumplidos. Entre ellos cabe
destacar: la dignidad humana frente al trato inhumano que reciben
millones de seres humanos; el respeto a la vida, contra la violencia en
sus diversas formas; la justicia global; la verdad, la honradez y la
igualdad de género.
6. Reconocemos la importancia de los movimientos sociales, que
constituyen mediaciones necesarias para transformar la realidad; son
alternativa al pensamiento único y a la globalización neoliberal;
recuperan valores que parecían en vías de extinción y se rebelan contra
una realidad caracterizada por la explotación, la dominación y la
tendencia a reducir la razón a mero cálculo.
7. Especial significación ha reconocido el Congreso al feminismo como
teoría de la emancipación y de la igualdad no clónica entre hombres y
mujeres; práctica de la sororidad internacional y defensa de las
reivindicaciones de las mujeres, que, con frecuencia, se ven relegadas
en nombre de “intereses generales superiores”, incluso en los propios
movimientos sociales.
8. No podemos instalarnos en el pesimismo y el fatalismo históricos.
Existen alternativas. Por eso apoyamos y hacemos nuestras las
iniciativas siguientes para salir de la crisis: creación de una asamblea
constituyente, desobediencia civil, banca ética, tasa Tobin, reparto
del trabajo, universalización de los servicios sociales, reconocimiento
de la ciudadanía a todos los residentes en nuestro territorio, pactos de
ayuda mutua sin subordinación, soberanía alimentaria, cambio en los
modelos de producción, etc.
9. Como cristianas y cristianos nos comprometemos a:
* Recuperar la herencia de Jesús, que se caracteriza por la opción
por los excluidos y marginados, la compasión como principio de actuación
y la afirmación de la autoridad de los que sufren.
* Seguir el espíritu y la práctica de Jesús, que consiste en
humanizar el mundo comenzando por los últimos, luchar contra el olvido
de las víctimas y ponernos de su lado.
* Afirmar la incompatibilidad entre Dios y el Dinero y luchar contra el Imperio del Dinero.
* Practicar la resistencia al sistema desde la no violencia activa
* Participar activamente en los movimientos sociales, los antiguos y
los nuevos, y de manera especial en los diferentes Foros Sociales, que
trabajan por “Otro Mundo Posible”, y en el movimiento de los Indignados,
en cuyo horizonte se sitúa Jesús de Nazaret, Indignado con las
autoridades religiosas, el patriarcado y los poderes políticos y
económicos de su tiempo.
Madrid, 9 de septiembre de 2012.
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