El miedo
es mal consejero, dice el refranero.
Ante
las numerosas multas por resistencia a la autoridad que está
sufriendo gente del 15-M y quienes se manifiestan hoy pacíficamente
en este país, sea contra la banca, los recortes o la corrupción
existente, y la nueva criminalización que da la resistencia pacífica
tiene previsto acometer este gobierno, las comunidades cristianas
populares del estado español (CCP) queremos hacer publicas las
siguientes reflexiones.
Hoy
día los gobernantes parece que tienen miedo. La situación es
económica es dramática. La Banca está en quiebra y los Estados
también. Todo lo público que es rentable, se privatiza para que
ganen los capitalistas y lo deficitario, es asumido por el Estado. Es
lógico que tengan miedo, porque se han alineado con los capitalistas
y poderosos, mientras recortan derechos ciudadanos y Servicios
Sociales, aumenta el paro y la precariedad laboral, es decir,
gobiernan a favor de una minoría y perjudican a la mayoría de la
población. Hecha esta opción, tienen que protegerse de las
protestas de los perjudicados y hambrientos, del grave riesgo de
revueltas populares.
Recibida
la alarma del miedo, debieran reaccionar con sensatez y buscar
soluciones para superar la dura situación. Pero no, se dejan dominar
por el pánico y sólo se ocupan en adoptar medidas represivas que a
su vez provoquen miedo en los ciudadanos que se ven abocados a
realizar las protestas. Es decir, además de aumentar los recortes y
la suspensión de derechos, amplían aún más las medidas
represivas.
Ahí
está la indignante inclusión en el Código Penal de dos nuevas
categorías de delitos: En primer lugar, la
“criminalización”
de cualquier convocatoria, aunque sea a título personal y por
canales privados (móviles, internet… que ya nos dicen claramente
que están intervenidos, por si alguien tenía alguna duda); y la
justificación que dan es “para evitar desórdenes públicos”,
pero los desórdenes están garantizados siempre que ellos quieran,
basta que intervenga la policía a porrazos y pelotazos. Los
desórdenes garantizan la criminalización de la convocatoria.
El
segundo delito que incluirán lo llaman “resistencia
pasiva” a la
autoridad. Hasta ahora estaba considerado el desacato a la autoridad
con hechos o con palabras. El salto cualitativo es gigantesco, porque
ahora el desacato se da aunque no existan hechos ni palabras, es
decir, cuando el policía quiera detenerte sólo tiene que ordenarte
que te levantes del banco que ocupas y te vayas. Si no lo haces de
manera sumisa e inmediata puedes ser detenido por “resistencia
pasiva” y el juez te puede condenar hasta cuatro años de cárcel.
El
abuso de autoridad y el ámbito de la represión no tienen límites.
Pueden criminalizar, tanto la expresión del pensamiento como tus
relaciones personales. Es muy grande el temor que tienen. Y pretenden
crear un miedo aún mayor en los ciudadanos, que sea capaz de
paralizar sus reivindicaciones y sus movilizaciones. Pero el miedo
trae siempre consecuencias desastrosas: o bien acobarda y paraliza,
hasta desembocar en la sumisión; o bien provoca indignación,
agresividad y violencia contra aquellos que te atemorizan. La
represión y la violencia engendran más de lo mismo, es como una
espiral.
Como
creyentes en Jesús de Nazaret condenamos todas estas medidas
criminalizadoras del gobierno y animamos a desterrar el miedo para
poder actuar, porque eso es lo que el poder busca con sus leyes
represivas: sembrar un terror que paralice.
Comunidades
Cristianas Populares 24 de junio de 2012.
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