26 de octubre de 2018

Comunicat de les Comunitats Cristianes Populars de València en suport al Papa Francisco.


Les CCP de València volem sumar-nos a les nombroses expressions de suport al Papa Francisco per part de diversos col·lectius eclesials.

Creiem que és una benedicció per a l'Església l'arribada d'este Papa “vingut de la fi del món” i que ha aportat un aire d'obertura, de novetat i frescor a una Església, la cúpula de la qual, representada en la Cúria Vaticana, estava anquilosada, tancada i abstreta en les seues pròpies misèries.

Els escàndols de pederàstia, abusos de poder, encobriment i corrupció han mostrat una institució eclesiàstica podrida, de foscos interessos. La tremenda oposició al Papa Francisco mostrada ja descaradament per personatges i sectors reaccionaris de l'aparell eclesiàstic demostren deslleialtat i falta d'amor a l'Església, per més que es diguen els seus defensors. Sospitem que hi ha també una oposició larvada en alguns bisbes i moviments eclesiàstics als quals no els agrada l'impuls renovador que anima Francisco, i esperen que açò passe.

Com a comunitats cristianes, crítiques però lleials, recolzem decididament al Papa Francisco, ens unim a ell en l'oració que ell mateix demanda, i, sense esperar-ho tot d'ell, comprenem les seues dificultats, li animem i procurarem fer el que ens toca com a comunitats de base: ser una Església pobra i per als pobres, en eixida, i exercint la misericòrdia amb els que més sofreixen, al mateix temps que transmetent l’esperança i l'alegria de l'Evangeli.

Comunitats Cristianes Populars de València. Octubre 2018



Comunicado de las Comunidades Cristianas Populares de Valencia
en apoyo al Papa Francisco.


Las CCP de Valencia queremos sumarnos a las numerosas expresiones de apoyo al Papa Francisco por parte de diversos colectivos eclesiales.

Creemos que es una bendición para la Iglesia la llegada de este Papa “venido del fin de mundo” y que ha aportado un aire de apertura, de novedad y frescura a una Iglesia cuya cúpula vaticana representada en la Curia estaba anquilosada, cerrada y ensimismada en sus propias miserias.

Los escándalos de pederastia, abusos de poder, encubrimiento y corrupción han mostrado una institución eclesiástica podrida de oscuros intereses. La tremenda oposición al Papa Francisco mostrada ya descaradamente por personajes y sectores reaccionarios del aparato eclesiástico demuestran deslealtad y falta de amor a la Iglesia por más que se digan sus defensores. Sospechamos que hay también una oposición larvada en algunos obispos y movimientos eclesiásticos a los que no les gusta el impulso renovador que anima Francisco, y esperan que esto pase.

Como comunidades cristianas, críticas pero leales, apoyamos decididamente al Papa Francisco, nos unimos a él en la oración que él mismo demanda, y, sin esperarlo todo de él, comprendemos sus dificultades, le animamos y procuraremos hacer lo que nos toca como comunidades de base: ser una Iglesia pobre y para los pobres, en salida, y ejerciendo la misericordia con quienes más sufren, a la vez que transmitiendo esperanza y la alegría del Evangelio.

Comunidades Cristianas Populares de Valencia. Octubre 2018

14 de octubre de 2018

9 de octubre de 2018

Redes Cristianas: "Los restos de un dictador no deben estar ni en un templo ni en una cripta"

  El Evangelio y las Víctimas no admiten complicidades

Ante la innecesaria polémica en torno a si se deben inhumar los restos de Franco en la Basílica de la Almudena y las -a nuestro juicio- desacertadas declaraciones del Cardenal Osoro, desde Redes Cristianas queremos hacer pública esa “Otra voz de Iglesia” que se opone a que los restos de un dictador sean enterrados en un templo, no solo por violar las propias leyes vaticanas interpretando torticeramente el Derecho Canónico, sino por el grave valor simbólico de enterrar a quien causó tanto dolor y violó los derechos humanos más elementales, en connivencia con gran parte de una Iglesia y un régimen nacionalcatólico.

Desde las muchas razones de sentido común que podríamos argumentar, bastaría rechazar este enterramiento –ya sea en un templo o en una cripta cristiana- para favorecer la reconciliación entre españoles y españolas así como para desvincular, de una vez por todas, a la Iglesia Católica del franquismo y del funesto nacionalcatolicismo anterior.

No vale decir –Sr Osoro- que la Iglesia “acoge a todas las personas”, porque un dictador como Franco no es un bautizado más, y la inhumación de sus restos en un templo católico generaría más división y escándalo que en el mismo lugar del que ahora se aprueba su exhumación. Sería más que probable que, al estar en el centro de Madrid y en una zona eminentemente turística, se convirtiera en un lugar de visita y homenaje que, además de fomentar el odio y la división en la ciudadanía, sería ilegal por ir contra el espíritu y la norma de la ley de Memoria Histórica.

Esta pretensión de la familia Franco no se justifica ni desde la ética ni desde la axiología más elemental, esa que habla de los valores cristianos y se enraíza en el amor como único mandamiento que heredamos de Jesús. Porque el Amor es justo lo contrario a la violencia, las desapariciones, las muertes violentas, las fosas comunes, o la guerra civil que son precisamente los “logros” de este dictador. Desde el evangelio tenemos derecho a preguntarnos si una forma de vida así, objetivamente mirada, puede ser considerada cristiana.

No nos gusta una Iglesia que sigue apostando y en connivencia con una forma de hacer política que no solo no es entendida por muchísima gente, sino que se vincula a una ideología neoconservadora y a una ultraderecha antisocial que está muy lejos del evangelio y de la orientación más progresista del Papa Francisco. Para una sociedad, ya de por sí muy secularizada, esto sería una losa más que achacar a la Iglesia, que herirá la sensibilidad de la inmensa mayoría de la buena gente que existe en este país.

Si ante los avaros mercaderes que tomaron el Templo, la entrada de Jesús fue con látigo, hasta los pilares (y criptas) del Templo seguro que los derribaría, de cometerse esta felonía. Porque ni el Evangelio, ni las Víctimas admiten complicidades con el dictador. Paz y Bien.



Dado y firmado por la coordinadora de Redes Cristianas el 3 de Octubre de 2018


MOCEOP (Movimiento por el Celibato Opcional) SE MANIFIESTA EN CONTRA DEL ENTERRAMIENTO DEL DICTADOR FRANCO EN LA CATEDRAL DE LA ALMUDENA

Actualidad de Redes Cristianas

Nos manifestamos en contra de que el dictador Franco pueda ser enterrado en la catedral de la Almudena. 
 
Desde el Movimiento por el Celibato Opcional (MOCEOP) creemos que las declaraciones del cardenal arzobispo de Madrid Osoro dando vía libre al enterramiento del dictador Franco en la catedral de la Almudena han sido totalmente desafortunadas y pueden traer serias consecuencias para la convivencia social

El Código de Derecho Canónico, vigente desde 1983, recogiendo las orientaciones del Concilio Vaticano II, determinó en su canon 1242 lo siguiente:

‘No deben enterrarse cadáveres en las iglesias, a no ser que se trate del Romano Pontífice o de sepultar en su propia iglesia a los Cardenales o a los Obispos diocesanos, incluso eméritos”.

Por tanto, constituiría una desobediencia al magisterio de la Iglesia que el Sr. Arzobispo no cumpliera este canon, todavía en vigor, aun en el caso de que los familiares del dictador, en base a haber contribuido económicamente a sufragar los gastos de la construcción de la catedral, pudieran haber comprado allí varios nichos. Las actuales normas de la Iglesia prohíben expresamente en la actualidad este tipo de enterramientos .

Por otra parte utilizar en este caso el mensaje de que la Iglesia acoge a todas las personas por igual nos parece que es hacer una interpretación errónea, interesada y partidista. El Sr. Arzobispo Cardenal y en general la Iglesia jerárquica tienen distintas y diferenciadas prácticas de acogida según de quien se trate. Es notorio que no acogen con la misma delicadeza a los homosexuales, los divorciados, las mujeres o los curas casados, por citar solo algunos colectivos de personas a las que les está prohibido acceder a ciertos derechos y servicios eclesiales

Nos parece incluso que esta actuación es potenciar un “neonacionalcatolicismo”, tan nefasto para el mensaje cristiano y tan practicado por la jerarquía en el golpe de estado de Franco, durante la guerra civil y en los 40 años de dictadura y falta de libertades posicionándose siempre en favor del dictador.

Consideramos también que permitir este enterramiento en una iglesia, parroquia o catedral, es una ofensa y un agravio comparativo con las miles de victimas causadas por el dictador Franco, ya que mientras muchas de esas victimas están todavía ignoradas en cunetas y fosas comunes sin poder disfrutar de un lugar de descanso digno, al victimizador se le concede el honor de un enterramiento preferente y distinguido

Esa postura del cardenal nos parece muy desafortunada también porque la catedral perdería su sentido religioso que ahora tiene, para convertirse en un museo para los partidarios del dictador que peregrinarían con frecuencia hacia allá, dando un sentido político de carácter ultraderechista, nada recomendable en un lugar sagrado.

Entendemos que no debe ser enterrado en ninguna catedral ni en ningún lugar religioso, sino en un cementerio como los demás ciudadanos.

Esperemos que el arzobispo de Madrid , amigo de Francisco, se lo piense dos veces antes de tomar una decisión tan desafortunada, que sin duda traerá consecuencias negativas para cerrar las heridas todavía abiertas de una memoria histórica inacabada.

Y en último término, creemos que el asunto es tan delicado de cara a la credibilidad de la Iglesia y el mensaje de Jesús que el Papa Francisco debería intervenir para evitar este despropósito.


MOCEOP, 5 DE OCTUBRE DE 2018

Grup de Seglars i Rectors del Dissabte: "Botiflerisme a l'església valenciana"


8 de octubre de 2018

Foro de Curas de Madrid: "Que sus restos descansen en paz, pero mejor en otra tierra"

Foro de Curas de Madrid y más, 07 de octubre de 2018 a las 17:05

"NO COMPARTIMOS LA DECISIÓN DE NUESTRO OBISPO Y ESPERAMOS QUE LA RECONSIDERE"
Como a muchas otras personas, a los miembros de la Comisión Permanente del FORO "CURAS DE MADRID Y MÁS nos ha causado sorpresa la determinación de la familia de Francisco Franco de depositar sus restos, cuando sean exhumados de la basílica del Valle de los caídos, en la sepultura donde yacen los de su yerno, don Cristóbal Martínez Bordiú, y los de su hija, doña Carmen Franco Polo. Es decir, en el suelo de una de las naves laterales de la cripta de la catedral de la Almudena, muy cerca del altar mayor.
Pero a esta sorpresa inicial hemos de añadir la que nos produjeron las declaraciones que sobre este complejo asunto hizo el pasado día 1 de octubre, a preguntas de los periodistas, el cardenal arzobispo de Madrid, don Carlos Osoro. Aunque quizá su postura final sea distinta, a día de hoy de sus palabras cabe deducir que no va a oponer impedimento alguno para que los hechos se desarrollen de ese modo. Es una actitud que posteriormente, a través de su portavoz, José María Gil Tamayo, parecer secundar la propia Conferencia Episcopal. Si Franco fuera una persona anónima y si sus familiares no fueran más que eso, el asunto, evidentemente, no tendría mayor transcendencia. Y sería exagerado darle mayor importancia. Ocurre muchas veces que los restos de un difunto, por motivos diversos, son exhumados y sus allegados han de buscarles otro acomodo. Este, sin embargo, no es el caso que nos ocupa.
La exhumación del cuerpo embalsamado del dictador se va a llevar a cabo en cumplimento de las prescripciones que contiene la Ley de memoria histórica, aprobada con el voto mayoritario de las Cortes Españolas. Dicha Ley entre sus finalidades tiene la de impedir que se siga produciendo "la exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura" (Art. 15, 1), cosa que, a nuestro juicio, difícilmente se lograría si los restos del que se hacía llamar "Generalísimo" acaban depositados en la cripta de la Almudena.
Es cierto que en esa sepultura, propiedad de los descendientes de la hija de Franco, madre de cuatro mujeres y tres hombres, hay todavía hueco para que reposen en ella los restos del abuelo. Y también es cierto que tienen derecho a pedir que así se haga, puesto que sus padres la pagaron a buen precio cuando el cabildo catedralicio la puso en venta. Pero sería ingenuo pensar que esa decisión responde sólo a motivos de índole estrictamente privado.
Hay claras razones para llegar a la conclusión de que busca sortear la Ley, permitiendo a quienes le conocieron y aclamaron mientras vivía y a los que le admiran sin haberle conocido mantener viva su memoria y seguir ensalzando su obra. Tener su cuerpo embalsamado en el recinto de la Catedral y a pocos metros del balcón del Palacio real, desde donde tantas veces se dirigió a las masas, les facilitaría mucho las cosas. Y, lo que es más preocupante, contribuiría a avivar la imagen, que a ellos les gusta difundir, de que fue un protector de la Iglesia católica, además de un sincero creyente y un estricto practicante de los principios teológicos y de los valores morales que contienen las enseñanzas de Jesús de Nazaret.
Ni la Guerra civil, que se desató en España a raíz del golpe de Estado que Franco y otros generales dieron contra la Segunda República, fue en su gestación y desarrollo una cruzada en favor de la Iglesia, ni los treinta y seis años que posteriormente duró su dictadura fueron años en los que él, sus seguidores y los miembros de la Iglesia que aceptaron sus prebendas y le brindaron su apoyo dieran un ejemplo de respeto a la libertad religiosa y de profesión y práctica sincera de la fe en el Dios a quien llamamos padre bueno y de seguimiento de Jesús, que nos enseñó a creer en ese Dios y a imitarle, amando a todos los seres humanos y buscando que puedan ser cuanto más felices mejor, sin mancillar su dignidad ni privarles de sus derechos.
No compartimos, pues, la decisión del Obispo. Y nos gustaría que antes de convertirla en definitiva sopese, como creemos que hará, sus pros y sus contras. Consideramos que si consiente que dicho enterramiento tenga lugar contribuiría a que los franquistas sigan tratando de convertir a Franco no solo en prototipo de buen estadista sino también de buen cristiano. Esto último nos parece especialmente injusto, pues, independientemente del juicio histórico que tal actitud suscite, ni durante la guerra ni durante la dictadura se distinguió en modo alguno por ser clemente y compasivo, como cabe esperar que lo seamos los seguidores del hijo de María y José.
Desde antes de que diera el golpe militar de 1936 y hasta el término de sus días, en 1975, fue implacable en la persecución y el aniquilamiento de quienes consideraba disidentes políticos, sin importarle que fueran militares o civiles, adultos o niños, mujeres u hombres, religiosos o ateos, malos o buenos cristianos.
Ciertamente en algún lugar deben reposar sus restos. Hay cementerios de propiedad municipal e incluso eclesial donde podrían tener acomodo, por ejemplo el de El Pardo, donde yacen los de su esposa, Doña Carmen Polo y Martínez-Valdés.
Pero que lo tengan en la catedral de Madrid, además de lo ya dicho, propicia que vuelva a parecer que sigue vigente la unión que durante su régimen hubo entre "el trono y el altar", contra cuya existencia tanto batallaron y sufrieron muchos buenos católicos y católicas, clérigos y laicos. No nos parece, por todo ello, que sea una opción razonable ni conveniente ni, menos aún, ejemplar, sino generadora de un comprensible escándalo.
Que sus restos descansen en paz, pero mejor en otra tierra.