12-Septiembre-2010
1. Queremos expresar nuestra solidaridad con Joxé Arregi en un momento doloroso de su vida en que se ha visto obligado a abandonar la Orden Franciscana, que ha dado enteramente forma a su ser, para recuperar su libertad y seguir viviendo el verdadero espíritu de San Francisco de Asís. ¡Qué contradicción!
2. José Arregi aceptó con humildad el silencio impuesto por la autoridad eclesiástica, pero se rebeló frente a la humillación de que fue objeto al ser acusado por el obispo de San Sebastián de ser “agua sucia”. Fue entonces cuando rompió el silencio para defender su dignidad, que había sido pisoteada.
3. Nos parece antievangélico el comportamiento inmisericorde del poder eclesiástico contra creyentes sinceros testigos de Jesús de Nazaret con su vida y sus enseñanzas, como es el caso de José Arregi.
4. Lejos de aplicar el bálsamo de la misericordia, de practicar el método del diálogo y de respetar el legítimo pluralismo, la jerarquía recurre a las sanciones y condenas, impone el pensamiento único, exige obediencia ciega, no permite el disenso ni la crítica y se comporta autoritariamente. Estas actitudes represivas demuestran la falta de libertad de expresión, reunión y asociación y la conculcación sistemática de los derechos humanos por parte de la jerarquía.
5. Rechazamos enérgicamente este modo de proceder autoritario y anti-democrático que lamentablemente viene siendo habitual en la jerarquía católica.
5. Coincidimos con Arregi en que “los dogmas y el magisterio no los puso Jesús”, que la Iglesia se ha tomado muchas libertades para contradecir a Jesús, que la idolatría de la doctrina nos amordaza y resulta anacrónica y contraria al evangelio.
6. Valoramos muy positivamente la actitud respetuosa, e incluso la generosidad, que ha demostrado Arregi ante el comportamiento represivo del actual obispo de San Sebastián, a quien llama hermano y le desea lo mejor y su compromiso de “seguir siendo franciscano, un simple franciscano sin hábito”.
7. Apoyamos el derecho a la insumisión en el seno de la Iglesia siempre que se transgreda el espíritu del evangelio, se ejerza la represión, se aleje de los pobres.
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