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ECLESALIA, 03/03/11
1. Benedicto XVI expresa de este modo el objetivo de la JMJ-2011 de Madrid: "Quisiera que todos los jóvenes, tanto los que comparten nuestra fe como los que vacilan, dudan o no creen, puedan vivir esta experiencia que puede ser decisiva para la vida: la experiencia del Señor Jesús resucitado y vivo y de su amor por cada uno de nosotros" (del Mensaje papal para JMJ de Madrid).
Creemos que las circunstancias que rodean la próxima J.M.J. no conducen adecuadamente al objetivo propuesto.
2. Nosotros vemos que los y las jóvenes, en general, están desanimados y apagados en una sociedad en crisis (económica, ética, social, de valores...) en la que no ven futuro.
En la misma Iglesia, constatamos su poca participación y no encontramos cauces adecuados para la pastoral juvenil. Muchos jóvenes nos ven desfasados, apegados a los privilegios del dinero y del poder, sin respuesta válida para sus vidas.
3.- Como miembros de la sociedad en la que vivimos y curas en la Iglesia a la que pertenecemos nos preguntamos: ¿qué es lo que nosotros mismos estamos haciendo mal en la sociedad y en la Iglesia para que la percepción que tienen los jóvenes sea ésta? ¿Qué está haciendo mal la jerarquía? ¿Qué tipo de Iglesia estamos construyendo, manteniendo? ¿Por qué no estamos siendo capaces de motivar a los jóvenes de hoy para participar en el Movimiento de Jesús?
4. En este contexto, han surgido algunas iniciativas, habitualmente desde la jerarquía, que se concretan en grandes eventos esporádicos como el de J.M.J. Vemos que, de hecho, son acontecimientos que dejan poca huella. ¿Dónde están los jóvenes que participaron en otros espectáculos similares, como el de Cuatro Vientos o de la Misión Joven?
Por lo que, frente a los que se muestran entusiasmados ante la próxima J.M.J. a celebrar en Madrid, porque lo consideran una oportunidad para evangelizar a los jóvenes, otros mantenemos una actitud más crítica. Nuestra postura se debe tanto a las características generales de las celebraciones masivas como a las concretas de la JMJ-2011 de Madrid.
5. Estimamos que la JMJ de Madrid tiene importantes aspectos ambiguos o negativos:
-El costo económico del evento es muy alto, más en tiempo de crisis, y creemos que no se compagina con el estilo de Jesús en el Evangelio.
-Para hacerla posible, ha sido necesario un pacto con las fuerzas económicas y políticas que refuerza la imagen de la Iglesia como institución privilegiada y cercana al poder, con el escándalo social que ello supone, particularmente en las circunstancias actuales.
-Escándalo originado al comparar la facilidad con que los poderes públicos financian este acontecimiento con tantos recortes en recursos económicos y en derechos sociales como se está exigiendo a la mayoría de los ciudadanos.
-Presenta un modelo de Iglesia triunfalista, que utiliza medios espectaculares, que confía demasiado en la fuerza de los números y las multitudes, mostrando una figura deslumbradora del Papa y de la Iglesia que consideramos poco evangélica.
-Los acentos de la Jornada están marcados por una visión demasiado conservadora de la fe. Parece pensada para ciertos grupos eclesiales más que para el conjunto más plural de los jóvenes católicos.
-A pesar de algunos esfuerzos en la preparación por evitarlo, se presenta como un acto puntual, masivo y de difícil continuidad.
-En consecuencia nos tememos que la JMJ será un bluf para quien pueda buscar notoriedad, éxito, números, triunfalismo, negocio o validación de su postura eclesial.
6. Reconocemos, con todo, que para algunos jóvenes y educadores la JMJ pueda ser ocasión de una experiencia religiosa sincera y honesta. Pero creemos que, como planteamiento general, este marco en que se va a desarrollar no es el más adecuado para “vivir esa experiencia del Señor Jesús resucitado" de que habla el Papa.
7. Por nuestra parte, en el camino hacia la experiencia del Dios de Jesús, objeto primordial de Ia educación cristiana, nos parecen irrenunciables algunos criterios como los siguientes:
-El lugar social y teológico de los pobres como fuente permanente de evangelización.
-La humildad o sencillez de medios, pues el evangelio está reñido con la ostentación, la arrogancia, la riqueza y el poder.
-El protagonismo de los sujetos en su educación que haga posible un proceso horizontal y participativo desde la base.
-Se trata de caminar con ellos para descubrir los valores que la acción del Espíritu está despertando hoy en estas sociedades y en estas generaciones de jóvenes, incorporarnos con nuestra tarea educativa, paciente y cotidiana a esa acción y hacerla fructificar para la vida del mundo.
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