Somos
mujeres creyentes. Vivimos con pasión el seguimiento de Jesús de
Nazaret en muchos grupos, parroquias, organizaciones, movimientos
eclesiales y congregaciones. Estamos comprometidas con la causa de
Jesús y luchamos por la renovación de la Iglesia y la
transformación socia perspectiva de las mujeres.
Alzamos
la voz y nos manifestamos porque vivimos una profunda discriminación
en la Iglesia y ha llegado el momento de decir “¡Basta ya!”. Ni
podemos ni queremos callarnos. Estamos cansadas de las incoherencias
y autoritarismo que percibimos a diario, por eso:
Queremos
denunciar las múltiples formas de injusticia e invisibilización que
sufrimos en la Iglesia. La institución, con su estructura y
organización, está quedando al margen de las conquistas sociales en
igualdad y corresponsabilidad y está cometiendo un error. El
clericalismo es causa de muchos males. Por ejemplo, la dolorosa
violencia ejercida sobre mujeres, religiosas y laicas, además de
otras formas de violencia lamentables.
Denunciamos
la cobardía para abordar cambios en la organización de la Iglesia,
frente a los signos de los tiempos que claman por sí mismos. Y la
cerrazón ante la necesidad de un cambio imprescindible: el acceso al
diaconado y al presbiterado femenino para atender a las comunidades
cristianas. Denunciamos la desproporción entre el número de
teólogas preparadas y los puestos que ocupan como docentes en las
facultades de Teología y en otros puestos de responsabilidad.
La
institución arrincona, desprecia y silencia a las mujeres que la
sustentan; la hegemonía masculina se legitima y se perpetúa sin
ninguna autocrítica.
Queremos
hacer visible nuestro trabajo incansable y gratuito. Las mujeres
somos mayoría aplastante en el voluntariado, en las celebraciones
religiosas, en catequesis, en pastoral, en la acción social con las
personas más empobrecidas, en los movimientos eclesiales, en la
enseñanza, en la vida religiosa… Somos las manos y el corazón de
la Iglesia, pero se nos niega la palabra, tener voz y voto, la toma
de decisiones y el liderazgo en los ámbitos oportunos, como se ha
puesto de manifiesto, una vez más, en el Sínodo de la Amazonía.
Hemos
demostrado con creces que desarrollamos nuestro trabajo o
voluntariado con creatividad y responsabilidad. Pero, habitualmente,
solo se nos ofrecen tareas que aligeran el trabajo de los varones,
manteniendo ellos la responsabilidad final. Hay una clara
desproporción entre lo que damos a la Iglesia y lo que recibimos,
porque la mentalidad patriarcal y feudal, junto a una teología
caduca, justifican esa desproporción.
¿Qué
sería de la Iglesia y de las iglesias si dejáramos de hacer todos
estos trabajos, porque estamos cansadas de la invisibilidad y de la
injusticia?
Trabajamos
en la Iglesia, porque es nuestra comunidad de referencia para vivir
el Evangelio. Seguiremos trabajando en ella hasta para recuperar la
comunidad de iguales que trajo Jesús.
Trabajamos
y trabajaremos por una iglesia sinodal que reconozca la plena
ministerialidad de las mujeres. Hace años abrimos una brecha en el
muro que nos impedía el acceso a los estudios de teología, no
pararemos hasta que se reconozca y valore la riqueza de la teología
feminista, como motor de cambio. No pararemos hasta que se elimine el
lenguaje patriarcal y sexista en las homilías, textos litúrgicos y
documentos; hasta que la moral sexual de la Iglesia se preñe de
ternura y misericordia y deje de culpabilizar a las mujeres.
Seguiremos
trabajando con empeño para que la Iglesia dialogue con los
movimientos de liberación de las mujeres y reconozca la diversidad
de familias, identidades y orientación sexual.
Trabajamos
con ahínco para que la Iglesia denuncie el sistema económico
neoliberal que impide que las personas tengamos unas condiciones de
vida acordes con nuestra dignidad, porque este sistema expolia la
tierra, fomenta la feminización de la pobreza y favorece la
explotación laboral y sexual de las mujeres.
Trabajamos
y trabajaremos para recuperar una Iglesia donde las mujeres seamos
reconocidas como sujetos de pleno derecho, con voz y voto en todas
partes y valoradas por nuestros talentos y carismas.
No
estamos solas. Formamos parte de una red que crece cada día y se
entrelaza con mujeres de las iglesias de Europa y del mundo que
también han dicho “¡Basta ya!” y alzan su voz, hasta que la
igualdad sea costumbre, como María 2.0 o el Movimiento internacional
Voices of faith.
Y
hemos recogido el testigo de la Buena Noticia que trajo Jesús.
Transgredió las normas de una sociedad profundamente patriarcal y
dialogó con las mujeres de tú a tú, tratándolas como iguales y
discípulas. Nos han pasado el testigo María de Nazaret, María
Magdalena, Marta y María, Juana de Cusa, Susana, la diaconisa Febe,
Junia y muchas otras que a lo largo de la Historia han luchado y
trabajado por nuestra dignidad y el reconocimiento de todos nuestros
derechos. Muchas han pagado esta lucha con persecuciones y malos
tratos, incluso con su vida. Tenemos presentes a Hildegarda de
Bingen, Clara de Asís, Catalina de Siena, las Beguinas, Teresa de
Jesús Mary Ward y Dorothy Stong, entre muchas otras que nos han
abierto camino.
En
el año 2000 celebramos el Jubileo de las Mujeres, manifestándonos
ante la catedral de Madrid. Hoy, 20 años después, damos un paso
más: nos hemos organizado para expresar nuestra Revuelta en la
Iglesia, a través de la música, reflexión, silencio, oración,
cantos, danza... Leeremos un manifiesto. Estaremos unidas a las
compañeras que harán su gesto de denuncia y en muchos otros lugares
del estado y del mundo.
Te
animamos, os animamos, a que nos acompañéis el domingo 1 de marzo
de 2020. Tendremos una concentración en Madrid, a las 12 de la
mañana y que compartáis esta iniciativa con otras mujeres y
colectivos, más allá del ámbito creyente, para que se solidaricen
con esta causa. Si te gustaría estar presente, pero no puedes unirte
el día 1, haz lo que esté en tu mano para que la Iglesia vuelva a
ser una comunidad de iguales Y LA IGUALDAD SE HAGA COSTUMBRE.
CONVOCAMOS:
Mujeres y Teología de Madrid, Red Miriam de Espiritualidad Ignaciana
Femenina, Colectivo Agar, Asociación de Teólogas Españolas (ATE),
Mujeres de: Alandar, Fe Adulta, MOCEOP, JEC, JOC, Profesionales
Cristianas, Comunidad Kedate, LTBI Creyentes y muchos otros
colectivos de mujeres de parroquias y comunidades cristianas.
Publicado
por Red
Miriam
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